25/6/09


El tiempo pasa, es un hecho. Pero pasa de distintos modos.
Hay personas que atrasan ese paso agarrándose a los recuerdos… los mastican, los escupen, los vuelven a tragar y duermen con ellos cada noche. Hay personas que siguen el trote de los segundos y guardan los recuerdos en cajas dignas para rendirles honores cuando se les ocurre abrirlas. Hay personas que saltan sobre las agujas del reloj como jugando al elástico… entre salto y salto borramos el rastro de los años y todas las caras son hermanas y todas las caras son extrañas.
Claro, no cuesta nada cuando el pasado se hace presente y lo vuelves a abrazar o a insultar, ¿pero cuando es y será solo pasado? Los saltadores del elástico no sabemos lidiar con él, no sabemos respetarlo ni conservarlo… la palabra “plumazo” se quiere poner entre estas líneas.

Es curioso que para personas como nosotros la frase “es cuestión de tiempo” tenga tanto sentido. Claro, es cuestión de tiempo para que todo momento memorable pase a ser parte de un paisaje desértico sin dunas ni grietas, sin olores, sin sabores, sin penas. Es cuestión de tiempo volver a tener la mochila vacía y caminar con una adolescencia insultante.
No sabemos si vale la pena o no, simplemente no podemos llorar por la leche derramada, ¿preguntarnos por lo que se quiso y no se hizo? ¿por lo que se pudo y no fue? Esas preguntas no están en nuestro rosario. Pero a veces nos viene una duda sobre lo patológico de nuestra relación con lo que deja de existir. Suele sucedernos junto con el frío del invierno.

yus loves science

20/6/09

Hoy me enteré de que algo que yo creía mito, en realidad estaba basado en evidencia científica. Que las rayas horizontales te hacen ver más gordo/a no es una cosa transmitida de generación en generación como otros mitos (que la boca te queda chueca si tomas algo caliente y sales al frio, que la crema Nivea en pote hace que salgan pelos, que si te duermes con cáscaras de plátano en los calcetines logras tener fiebre).
Bueno, el dichoso supuesto mito de las rayas horizontales es un descubrimiento de un físico y fisiólogo alemán que no sé cómo logró determinar que estas rayas hacían que uno se viera un 6% más gordo.
Pensando que se trataba de un alemán chanta, lo busqué y me encuentro con que es el primero en pensar que la energía jamás se pierde, sino que se conserva. O sea, nada de chanta.

Y bueno, todo esto me llama la atención porque desde abril que me toca trabajar con señores provenientes de distintas ramas de las ciencias naturales, lo que me hace estar hipersensible a todo lo que tenga que ver con predecir a partir de evidencias.

He aprendido cosas muy interesantes y raras (apuesto que ninguno de uds sabe lo que es un extremófilo o que la continuidad de la materia es nuestra aproximación natural a las cosas que tocamos cuando en realidad “jamás tocamos nada”… y tantas otras cosas que no explicaré aquí). Entre las cosas que me han sorprendido, están las discusiones acerca del origen de la vida. Me enteré de que el big bang ya es cosa añeja para algunos y que estamos lejos de saber por qué respiramos (ni preguntar para qué)… y me acuerdo de las cosas que pensaba cuando niña (si la tierra gira y yo salto ¿caeré en el mismo lugar?, ¿por qué soy yo y no ese gato? ¿el agua moja debajo del agua?) hasta que tengo un flashback que me deja extasiada: el programa Creaciones.

Siempre he tenido problemas para dormir más allá de las 9 am (a menos que me haya acostado muy muy tarde), así es que la carta de ajuste era mi máxima entretención los domingos por la mañana. Veía los angelitos camarógrafos y maquilladosres del 13, Teleduc y luego empezaba Creaciones con Jorge Dahm… si hubiese sido niña ahora, creo que jamás habría visto semejante programación, pero como no había más, me parecía que Creaciones y toda su “cultura entretenida” eran lo máximo (imagino que sería equivalente pensar que mi hijo rayara con Tierra Adentro, porque no tiene nada más que ver). ¿Y por qué me acordé de este programa? Bueno, porque ahí vi una animación que me dejó pensando como de los 9 años a los 14, cuando empecé a pensar en otro tipo de cosas.

Esta animación era parte de una trilogía hecha con música docta. La animación que me trastornaba tenía al bolero de Ravel de fondo y mostraba a un astronauta tirando una botella de cocacola en algún planeta lejano; las gotitas de la botella comenzaban a mutar hasta que se creaba toda una nueva especie. Como yo estaba en un colegio de monjas, esa imagen me descolocó y me hizo empezar a pensar en teorías que no tenía con quién compartir.
Gracias a san youtube, he podido volver a ver esta magnífica animación… ojalá que uds también la disfruten. Yo iré a mostrársela a mi hijo.