la cocina

21/7/10


Hay gente que cocina por placer y otros por deber... a otros simplemente nos gusta estar en la cocina y hacemos lo que se tenga que hacer.

Mi abuela se refugiaba en la cocina para no ir a misa. Sylvia Plath se metía a la cocina a pensar en su muerte. Yo miro una sartén y pienso en cuántas lágrimas cabrán y si serán suficientes para cocinar una salchicha.
Podría lavar platos por una eternidad con el único pago de un silencio lento como el vapor de una tetera recién apagada. ¿Las lágrimas hierven a la misma temperatura del agua? Un té de lágrimas y sacarina antes de dormir, antes de meter la cabeza en el horno.
Dentro del mueble hay platos torpemente apilados esperando que una torpeza fácil de predecir los desequilibre y caigan para morir desmembrados. Apila platos, apila platos... en extrañas posiciones... apila, apila... que no será tu culpa cuando se quiebren. Miro platos apilados en extrañas posiciones y me sorprendo de que sobrevivieran al terremoto.
Sylvia Plath atendía muy bien al estómago de su hombre. Elisa de Padua hace fideos y papas duquesas congeladas. Virginia Wolf usaba la cocina como fluoxetina. Elisa de Padua usa la cocina como sillón con vista al mar...

And I a smiling woman. I am only thirty. And like the cat I have nine times to die.... (s.p)