Polinización por decepción

10/2/11


El ladrón de orquídeas es una película fantástica que pasa, sin pudor, del guión medio sesudo a la estridencia joligudense y esa cosa así como mezclada, como de nos ser ni de aquí ni de allá, me gusta. Me gusta, me gusta, me gusta. Y mas me gusta porque Meryl Streep se desenamora y cuando a ella le pasa eso, es como una película de terror y me dan ganas de no mirar y después no quiero apagar la luz y bueno, me gustan las películas de terror.

Esta película me hizo conocer un concepto interesante: la polinización por decepción. Resulta que las orquídeas solo pueden reproducirse si un bicho transporta el polen de flor en flor. Claro, muchas flores lo hacen así, pero las orquídeas dieron un paso en la evolución floral: en vez de tirar polen a la chuña a través de cuanto bicho pasa que quizás después en qué flor se para, las orquídeas son capaces de asegurar que su polen siempre llegue a terreno fértil, es decir, a una flor de la misma especie.

Como lo hacen? Vea este video.

Cada flor tiene su polinizador y depende de el. La orquídea lo desea, pero solo para obtener otra cosa que ciertamente no es el bicho. Ella se viste y perfuma para el, el cree que es una bicha buena y cachonda. El pobre bicho se hace el campeón… un meneo por aquí, un meneo por allá y de pronto la bicha no es mas que una lechuga de colores.

Freud diría que es un flor histérica, Darwin que es muy evolucionada. Tiendo a pensar que la evolución es mejor que el trauma y que es bueno, justo y necesario que toda relación tenga algo de este idilio zoo/vegetal. Hay que decepcionar con estilo y dejarse decepcionar con tranquilidad… como pasa con el final del Ladrón de orquídeas.

Entre decepción y decepción solo queda el ciclo de la vida nomaspocabrito… y ahí esta la gracia del bicho y la orquídea: ella no se cansa de vestirse de abeja para el y el no se cansa de hacerse el gil.