Especialidad en zapatillas y matrimonios

8/5/08


Una amiga me dijo que había no se qué tribu que cuando emigraba, se sentaba a intervalos irregulares para esperar al alma, porque el alma tarda más en hacer la mudanza.

Si creyera en el alma, creería que eso efectivamente es así. Cuando viajo, siempre tengo la sensación de estar en mi casa aún, haciendo las cosas que uno siempre hace en el lugar que es tu hogar, y que la que viaja no soy yo.

El último viaje fue diferente. Me fui angustiada de dejar lo que siempre hago y nunca llegué a sentir el despegue, nunca sentí un alma que esperar. Las horas pasaban y traté de sentirme en viaje y, aunque algunos quisieron creer que yo efectivamente había a-b-a-n-d-o-n-a-d-o mi casa, mi cuerpo y mi alma seguían ahí.

Seguían ahí con otra cara eso sí, con cara de Isabel, con cara de mi mamá, con cara de Natalia, con cara de Yolanda. Y fue así como viajé con cara de Elisa, pero me quedé en casa con otras caras. Con mi cara de Elisa me hice la experta, comenté lindos paisajes centenarios y aprendí dos palabras en otro idioma. Con mis otras caras, cuidé lo que más quiero como si fuera mío.

Me pregunto si habré agradecido lo suficiente por el préstamo de cara (bueno, y si quieren, de alma también). Gracias otra vez, queridas caras… las devuelvo lindas como siempre han sido.

¿Quién me devuelve mi cara de Elisa? Mi cara de Elisa se quedó comiendo como nunca suele hacerlo y mirando todo con ojos de toalla nova. Todavía no vuelvo completamente, ¿lo habrán notado?

Y qué puedo decir de lo que hizo Elisa mientras viajaba… mmm… que disfrutó mucho de la compañía de su compañera de viaje y de sus tíos, y que una película que no le gustó tiene algo que decirle. También puedo decir que concluyó que zapatillas y matrimonios son símbolo de la tensión entre la huída permanente y el querer quedarse arropado en cama, entre querer viajar y no poder despegarse. También vio que eran la especialidad gastronómica de un restaurante por el que pasó y que, afortunadamente, tiene más zapatillas que matrimonios.

2 comentarios:

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

Esto del alma es un cuento largo, y al parecer, desde hace tiempo se sabe que se toma las cosas calma. Los judíos enterramos nuestros muertos sin ceremonia, para dejar tranquila al alma y que pueda partir en paz. Sólo después nos despedimos.
A mí me gustaría alguna vez poder ir detrás de mi alma, se podrá?

yus dijo...

detras? mmm... si vas detrás de tu alma eres un desalmado buscando la redimirte.
si el alma va detrás de ti, eres un inconciente, un tipo indiferente y sin ganas de algo diferente.

parece q finalmente sí creo en el alma... la prefiero a mi lado.