renuncio!

29/1/09



Acabo de enviar mi segunda carta de renuncia en menos de 6 meses… como que la despedida quiso acercarse de a poco.

Renunciar a algo es fácil cuando estás seguro de ir en el wrooooong bus, pero es triste cuando renuncias simplemente porque la opción del helado doble (bicolore, duo o como quieran llamarlo) no está disponible… solo un sabor a la vez.

Ayer, en una reunión aquí en el Mineduc, alguien dijo: “yo creo que esto no va a funcionar porque no veo cómo puede ayudar a mejorar el aprendizaje de los niños”. Sabiendo que mejorar el aprendizaje de los niños es algo lejos de ser una realidad, es una preocupación que… mmm… podríamos decir que me ha traumatizado porque no creo ser capaz de estar en un lugar donde ese no sea el gran tema. Afortunadamente, donde me voy creo que es así.

En el Mineduc aprendí muchísimo. Aprendí que el botón con las flechas hacia adentro es pa cerrar la puerta del ascensor y el que tiene las flechas pa afuera es pa abrirla; aprendí que la urgencia y el error son algo totalmente subjetivo; que soy muy desordenada y despistada, pero que puedo compensar con mi hiperdesarrollada inteligencia (je); que en el ministerio hay gente apasionada, trabajora e inteligente y que la burocracia no está a la altura; que trabajar en el Estado (sí, con mayúscula… ki wa?) es trabajar en una oficina fea, pero con el corazón contento.

Cuando vuelva de vacaciones será mi última semana en el Mineduc. Será mi última semana de almuerzos comiendo lechuga con tierra en el casino, comiendo en el Evergreen, en el Primmo, en la Florentina (que igual nunca me gustó tanto), en el paseo Bulnes (esos son los mejores almuerzos!)… ah! y mi última semana de la cervezamuyhelada en el Rimbaud.

Dejo los oscuros y feos pasillos del Ministerio para irme a un edificio que, supuestamente, es una joya de la arquitectura chilena actual. Dejo un jefe salido de un cuento de hadas para irme con algo así como el Indiana Jones de la educación chilena (sé que tendré amonestaciones por esta comparación).

Dejo los amigos que me hice en estos casi 7 años, para volver a encontrarme con mis compañeros de estudio (bueno, los que fueron suficientemente valientes como para seguir ahí)… ay… y los amigos son los que más me duele dejar. Ya no es la Alameda, sino 13 estaciones de metro las que tendré que atravesar para verlos.

Los amigos que tengo aquí en el Mineduc ya dejaron hace rato de competir con los amigos milenarios, esos que uno les dice “del alma”. Y yo sé que uno tiene la intención de mantener las cosas como eran, pero está claro que ya no será lo mismo… ¿me van a invitar a la maleducada 3?, ¿me harán un almuerzo pa mi cumpleaños? (ojo que el año pasado no me hicieron), ¿me reenviarán los correos de Andime?, ¿llenarán mi escritorio de OAs, TdR (o TOR como les dicen en la UCE), NLs, SEPs, DEGs, DAGs, MPs y PLRs?

En fin, me bajó toda la weá… extrañaré a este puto Ministerio (sí, hoy con mayúscula) y a sus putos funcionarios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

bella!
no sabes cómo extrañaré verte por esos pasillos.

Nada dijo...

Suerte en lo que se viene!!!

Un abrazo

Su dijo...

Bueno, nadie sabe para quien trabaja
Tu renuncia entristece-rá a tus compañeros-amigos
Y alegra-rá a tu vieja amiga
Volveremos a compartir San Joaquín; el lugar donde nos conocimos por segunda vez…
Que mi alegría te sirva como certeza que los amigos que dejas lo seguirán siendo
Y eso no es un acto de suerte
Es tu fruto

Mariano Rosenzvaig H. dijo...

No emitiré comentarios sobre lo del Indiana Jones ni sobre las preguntas. Eso para otro momento.
Si diré que te voy a extrañar.
Besos.